lunes, 19 de diciembre de 2011

La Restauración: Fase de crisis y desintegración (1898-1931)

1. La situación política española desde el Desastre del 98 hasta la proclamación de la Segunda República.
María Cristina y Alfonso XIII.
Después de la muerte de Alfonso XII, España tuvo como regente a María Cristina de Habsburgo-Lorena y más tarde se proclamó como rey a Alfonso XIII.
El reinado de Alfonso XIII coincidió con la aparición de nuevos políticos como Antonio Maura y José Canalejas. En poco tiempo se formaron once gobiernos de los cuales los cinco primeros fueron conservadores y el resto liberales.
Había una gran inestabilidad política y aparte dentro de cada partido había una división interna en la que se disputaban el liderazgo cada uno de los integrantes.
Los conservadores llegaron al poder en 1902 y propusieron hacer una "revolución desde arriba" que consistía en sanear la vida política sin que se alterasen las bases del sistema para evitar una "revolución desde abajo" pero terminaron fracasando. Cuando los liberales llegaron al gobierno se agravó el problema clerical, porque se limitaron el número de órdenes religiosas y se incluyeron medidas laicas en la enseñanza. Los militares reaccionaron asaltando las redacciones de los periódicos Cu-Cut! y La Veu de Catalunya en Barcelona.

Los de izquierdas tuvieron el apoyo del Trust, que era la unión establecida entre los periódicos madrileños El Imparcial, que era liberal, El Heraldo, controlado por Canalejas y El País que era republicano.
Cuando recibieron la noticia de que habían muerto cuatro trabajadores españoles debido a un ataque de las cábilas próximas a Melilla, Maura decidió enviar refuerzos militares.
Los de izquierdas hicieron una campaña contra la intervención militar que tuvo fuerza cuando se comprobó que se libraban de ir a Melilla quienes podían pagar una cantidad en metálico y las sociedades obreras fijaron la huelga para el 2 de agosto, dia en el que se inició la Semana Trágica.

Alfonso XIII encargó a Moret formar un nuevo gobierno pero al ser tan criticado decidió nombrar a Canalejas presidente. Éste fue asesinado por lo que le sustituyó Romanones.
Alfonso XIII.
En 1913 volvieron al gobierno los conservadores dirigidos por Eduardo Dato. Al empezar la Primera Guerra Mundial, el gobierno presidido por Dato declaró neutral a España y la opinión pública se dividió en germanófilos y aliadófilos.
Alfonso XIII volvió a encargar gobierno a Romanones, pero el hundimiento del buque español San Fulgencio fue una excusa para provocar una nueva crisis gubernamental. Romanones terminó dimitiendo y su lugar lo ocupó el liberal García Prieto.

En 1921 asesinaron a Eduardo Dato. Y Miguel Primo de Rivera aprovechó el momento para dar un golpe de Estado, iniciándose una dictadura. Se convirtió en el presidente del Directorio Militar. Éste Directorio, tuvo que hacer frente a tres problemas: el relacionado con Cataluña, el orden público y Marruecos.
Respecto a la cuestión catalana se inició una campaña represiva contra las manifestaciones desarrolladas en la legión y se castigó izar la bandera catalana.
Las alteraciones de orden público fueron una de las causas por las que se realizó el golpe.
Respecto al problema marroquí, se movilizaron las quintas de los años 1918, 1919 y 1920, incluyendo los soldado de cuota, que son los que hasta entonces se habían librado de dar servicio militar pagando una cantidad de dinero.

Primo de Rivera.
En 1925, tuvo lugar el desembarco de Alhucemas que tuvo mucho éxito y se entregó a Abd-el-Krim a las autoridades francesas.
Primo de Rivera prolongó su gobierno y le propuso a Alfonso XIII sustituir el Directorio Militar por uno Civil. Lo terminó consiguiendo, pero en 1930, Primo de Rivera acabó dimitiendo por lo que el Rey mandó formar gobierno a Dámaso Berenguer. Aunque la dictadura había acabado, había una grandísima oposición en contra de Alfonso XIII, se reunieron en San Sebastián las fuerzas antimonárquicas, surgiendo el Pacto de San Sebastián.
En 1931 cayó el gobierno dirigido por Berenguer y se formó uno nuevo cuyo presidente fue Juan Bautista Aznar, que estuvo menos de dos meses en el cargo, ya que debido a las elecciones municipales del 12 de abril, se proclamó la Segunda República, viéndose obligado Alfonso XIII a abandonar España.






2. Economía y sociedad en la España del primer tercio del siglo XX.

En el primer tercio del siglo XX la población española experimentó un crecimiento lento. El descenso de la natalidad fue reducido ya que en algunos sectores de la población urbana utilizaban métodos anticonceptivos, el descenso de la mortalidad también fue importante gracias a las mejoras sanitarias.
La emigración fue una de las causas del poco incremento de la población. Hubo traslados de población desde las zonas agrarias a áreas urbanas y también a otros países.
Durante la Primera Guerra Mundial la emigración intercontinental se redujo por los riesgos del transportes y la aparición de empleos en España.
En 1900 la población activa dedicada al sector primario era del 67%, en 1930 sólo el 45%, ya que el sector secundario cobró fuerza.
Al empezar el siglo XX la imagen del transporte público era la de los tranvías arrastrados por mulas, pero poco a poco fueron sustituidos por los eléctricos y se inauguraron las primeras líneas de metro.
El automóvil tuvo poca repercusión por su elevado precio. Pero si tuvieron éxito las compañías de transporte por carretera.
Se desarrollaron los medios de prensa modernos y distribuyeron sus páginas en secciones. Periódicos como La Vanguardia, ABC, El Progreso, El Debate y El Sol tuvieron gran influencia en la opinión pública.
En Barcelona se abrió la primera estación de radio española en 1924.
Cartel de la película "El misterio de la Puerta del Sol"
Respecto al deporte, los primeros clubes de fútbol se fundaron entre 1900 y 1905. El espectáculo más visto eran las corridas de toros. El cine se creó en 1896 y fue una auténtica revolución. Al principios del siglo XX ya había salas de cine en las principales ciudades españolas. Su bajo precio lo convirtió en una de las aficiones favoritas de las clases medias y populares urbanas. En 1928 apareció el cine sonoro. Y el 1929 se rodó en Madrid la primera película sonora del cine español: "El misterio de la Puerta del Sol".

Las mujeres obtuvieron en 1910 el libre acceso a la Universidad y en 1924 la Dictadura de Primo de Rivera dió el derecho a voto en las elecciones municipales a las mujeres mayores de veintitrés años que fueran independientes.

3. La edad de Plata de la cultura española.

Miembros de la Generación del 98.
Durante este periodo se distinguen tres generaciones de intelectuales: la del 98, la del 14 y la del 27.  En esta época la gran mayoría de la población era analfabeta y no tenían inquietudes literarias.
La enseñanza primaria y media estaba controlada por la Iglesia y muchos niños de las zonas rurales estaban sin escolarizar.
La Generación del 98 estuvo formada por Pío Baroja, Azorín, Unamuno, Valle-Inclán, Maeztu y Antonio Machado.
Juan Ramón Jiménez, Ramón Pérez de Ayala, Ortega y Gasset, Gregorio Marañón, Gómez de la Serna y Gabriel Miró formaban la Generación del 14. La del 27 estaba formada por Lorca, Alberti, Dámaso Alonso, Jorge Guillén y Vicente Aleixandre. En teatro destacaron Jacinto Benavente y los hermanos Álvarez Quintero. En investigación científica destacaron Ramón y Cajal y Gregorio Marañón. A nivel artístico destacó Gaudí. Y en artes plásticas el escultor Benlliure y los pintores Picasso, Miró y Dalí. 

Marta Ortiz.

martes, 6 de diciembre de 2011

¡INDIGNAOS!

Durante el 2011 han ocurrido muchos acontecimientos por parte de ciudadanos de todo el mundo.
Primero empezaron las revoluciones en Libia, Egipto y Túnez, que luchaban por una democracia merecida. Estamos en el siglo XXI, ¿Cómo podía haber aún dictaduras? La prensa de todo el mundo se movilizó y acudió a los países en los que había enfrentamientos de "Rebeldes" que luchaban por sus derechos y que querían acabar con su dictador y crear elecciones reales, no manipuladas, donde cada uno eligiese el partido político que quería que gobernase su país. Desde España, lo veíamos muy lejano y como si no nos afectase, pero en realidad claro que nos afecta, por suerte o por desgracia en Europa y otros continentes hay grandes mandos que podrían haberse movilizado mucho antes y acabar con las dictaduras de los países más desfavorecidos, igual que con las guerras y las enfermedades y el hambre en muchos países del tercer mundo. Pero es mejor no mirar y darles la espalda.
Desde principios de año se empezaron a mandar mensajes y eventos por las redes sociales en las que los jóvenes expresaban su opinión y su indignación frente a la sociedad y sobre todo frente al bipartidismo político. Todos se basaban en un libro ¡Indignaos! de Stéphane Hessel. Personalmente, he leído el libro y opino que lleva muchísima razón. Para los que no conocen a Hessel, deberían saber que cuando él dice que nos indignemos debemos hacerlo. Fue miembro de la Resistencia francesa, superviviente de Buchenwald, militante a favor de la independencia argelina y defensor de los palestinos. Aparte de todo esto, es uno de los redactores de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948. Este hombre a sus 93 años quiere que los jóvenes de hoy en día, que nos podemos comunicar en cuestión de segundos con gente que está al otro lado del mundo, luchemos por nuestros derechos, luchemos por todo lo que hasta ahora han conseguido nuestros padres y nuestros abuelos. Él luchó por todo lo que creía, por su libertad.
Cuando recibí tantos mensajes y eventos acerca del 15M por las redes sociales supe que iba a haber un cambio en el mundo. En ciudades como Londres y Roma, muchos jóvenes y no tan jóvenes se habían manifestado para expresar la indignación que tenían. Es cierto que hemos tardado demasiado en reaccionar y en alzar nuestra voz en contra de las grandes potencias pero cuando hemos reaccionado lo hemos hecho a lo grande.
Llegó el 15M justo cuando iba a haber elecciones en España. La cantidad de gente que se reunió en Sol, era impresionante. Me quedé sin palabras, no hubo violencia, sólo reclamamos nuestros derechos y luchamos por todo lo que se consiguió en el pasado y que debe seguir presente en nuestra vida actual y en un futuro. Es cierto que España está sumida en una crisis económica, pero es una crisis que sólo manejan unos pocos. Somos marionetas en manos de banqueros, empresarios y políticos que juegan con nuestra vida y nuestra sociedad a su antojo. Ver la Puerta del Sol totalmente llena de gente, llena de familias enteras, de jóvenes, de personas mayores, de todas partes de Madrid es algo único y que realmente te hace pensar y recapacitar. Estoy segura de que muchos vieron esas imágenes en televisión y salieron a la calle a manifestar su indignación. Poco a poco hubo manifestaciones en todas las ciudades de España, nos poníamos de acuerdo en todos los puntos del día que se debían debatir. Pero ya no sólo en España, sino también en Roma, Londres, Nueva York, Bruselas, Berlín, París... Infinidad de ciudades de todo el mundo. Los jóvenes por fin habíamos despertado.
España, está en una situación muy crítica, hay 5 millones de parados y mucha gente viviendo en la calle, buscando comida en los contenedores mientras hay gente poderosa que vive con todo tipo de lujos.
Esto debe parar YA.
¿Qué es eso de que la generación que sale mejor preparada de las universidades no tenga trabajo? Gente muy culta, con una o varias carreras, con masters, con doctorados... y en paro. ¿A dónde tenemos que llegar para que tanto políticos como banqueros se den cuenta de que tienen que cambiar? Que tienen que escuchar al pueblo, que somos muchos más que ellos y todas nuestras opiniones y nuestros votos cuentan.
Se ha creado el principio de una era, porque aunque nos tuvimos que ir, hemos hecho historia y vamos a seguir luchando por nuestros derechos, que nadie nos puede quitar. Vivimos en el siglo XXI, el siglo de las tencnologías y por si aún no se han dado cuenta, vamos a por ellos, somos un equipo, porque ¡el pueblo unido jamas será vencido!

Como dice Hessel "Chicos, cuidado, hemos luchado por conseguir lo que tenéis, ahora os toca a vosotros defenderlo, mantenerlo y mejorarlo. No permitáis que os lo arrebaten. Coged el relevo, ¡indignaos!, porque la peor actitud es la indiferencia. Si os comportáis así, perdéis uno de los componentes esenciales que forman al hombre: la facultad de indignación y el compromiso que le sigue."

Estoy segura de que el 2011 será recordado en todo el mundo. El año de las manifestaciones, de las revoluciones, de nuestros derechos. Porque no hay que caer en la distracción de los medios de comunicación mientras nos aplican recortes. Nos hemos indignado y nos seguiremos indignando. Sin violencia. ACTUAD.


Marta Ortiz

domingo, 4 de diciembre de 2011

El papel del ejército en el siglo XVIII.

En el siglo XVIII se produce el cambio de dinastía en España, de los Austrias a los Borbones. Esto trae consigo una nueva concepción de la infantería y del ejército, que se orienta a la organización francesa y se adapta a la evolución que van sufriendo las armas de fuego, por lo que se hace necesario reestructurar las tácticas de combate y la organización de las tropas. Para analizar el papel del ejército durante este siglo, habría que detenerse en la actuación respecto a este tema de los distintos monarcas que reinan en este período. Terminada la Guerra de Sucesión, Felipe V quita un buen número de regimientos de infantería y caballería, pero es bajo el reinado de Fernando VI cuando se desmantelará el ejército de tierra. La reforma que lleva a cabo el Marqués de la Ensenada, dio lugar a la disminución de 130.000 hombres que había en tiempos de Felipe V, a 60.000. Sin embargo, con Carlos III, vuelve a aumentar, ya que hubo de enfrentarse con varios conflictos bélicos, hasta situarse en 115.000 efectivos. Con Carlos IV, por el contrario, se volverá a los números de principios de siglo.

El ejército ha mantenido un papel decisivo en la sociedad: la presencia de las instituciones militares en el orden público y en la organización jurídica y policial, es más que evidente. Para diferenciar el papel del ejército en España del resto de monarquías europeas, hay que destacar que aquí, la monarquía tuvo un carácter mucho más militarizado. En las Audencias Borbónicas, la máxima autoridad de Estado era, sin duda, militar. Los capitanes influían decisivamente en tareas gubernativas y legislativas. Esta militarización de la vida jurídica, se acentúa entre 1789 y 1808. Las fuerzas armadas, eran por tanto, un instrumento al servicio de los intereses personales o dinásticos de la monarquía. En la monarquía absoluta, los altos cargos militares solían estar destinados a la nobleza, a cambio de mostrar fidelidad al Rey, que realizaría concesiones a cambio de lealtad.
Por ello, el ejército jugaba, en el siglo XVIII, un papel fundamental y cuanto menos influyente en la sociedad; como ejemplo de ello, tenemos un artículo presente en las Ordenanzas de 1768, que decía lo siguiente: "El que atacare a cualquier soldado que estuviese en centinela, aunque no fuera con armas, sino tan solo con golpe de piedra, palo, o mano, si fuere paisano será juzgado por el Consejo de Guerra(...) ".




Queda así demostrado el importante papel de la infantería y del ejército en general durante este siglo, y es que constituían una importante institución, con capacidad para influir en muchos aspectos de la vida y de la sociedad de la época.

domingo, 27 de noviembre de 2011

El Marqués de la Ensenada




Proveniente de una familia de hidalgos El Marqués de la Ensenada fue un Personaje político que desempeñó diversos cargos durante los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III, nació el 20 de abril de 1702 en Hervías- La Rioja bajo el nombre de Don Zenón de Somodevilla y Bengoechea.

Fue cuando tenía 18 años, mientras se encontraba en Cádiz desempeñándose como escribiente en una casa de comercio que conoció a Patiño, intendente del Ejército y la Marina quien se encontraba allí para dar vigor al armamento y expedición, que se preparaba para liberar Ceuta. Éste lo incorpora al servicio de la monarquía reclutándolo como oficial y le da “en atención a su habilidad” el título de oficial supernumerario del ministerio de marina. Se distinguía Somodevilla por su forma de trabajar, inteligencia y actividad, por lo que escaló rápidamente en su carrera siendo ascendido posteriormente a la clase de segundo oficial, oficial primero y luego comisario de matrículas en la costa de Cantabria.

Ascendió progresivamente en la carrera burocrática hasta el puesto de comisario de Marina en El Ferrol (1730) Como comisario ordenador fue destinado por Felipe V a Italia en 1733, encargado de las funciones de intendente, o jefe superior de los servicios de administración militar. Se embarcó en El Ferrol y se dirigió con la expedición a Nápoles y Sicilia, al mando del duque de Montemar, que trataba de poner en el trono al infante don Carlos.

Con fecha del ocho de diciembre de 1736, el nuevo rey de Nápoles y Sicilia, Carlos VII (quien sería después Carlos III de España) le concedió el título de marqués de la Ensenada, como premio a los servicios prestados en Italia.

Desde entonces ocupó los más altos cargos de la Monarquía: secretario del Consejo del Almirantazgo (1737), intendente de Ejército y Marina de la expedición a Italia durante la Guerra de Sucesión de Austria (1741) entre otros.

Fue una pieza clave en el consejo de almirantazgo creado por Felipe V en 1736, con el grado de comisario ordenador de la Marina Implantó importantes reformas:

- La matrícula de mar o servicio obligatorio mediante la cual se incorporaron a la Marina real todos los habitantes varones dedicados a la industria pesquera.
- La formación del arsenal de Cartagena, creado ya su Departamento, desde 1730.
- La mejora de la enseñanza de guardias marinas y pilotos.
- El establecimiento del cuerpo de inválidos y el fomento de la construcción de buques en América.

Se le concedió en 1742 el hábito de Caballero de la Orden de Calatrava y el 25 de abril de 1743, a los cuarenta y un años de edad, recibía la Orden Real de sus nombramientos, como Ministro de Hacienda, de Marina de la Guerra y de Indias, tres de los cuatro cargos ministeriales existentes en la época. A estos se añadirían luego una larga lista de cargos dados por los reyes.

Convertido prácticamente en ministro universal, Ensenada encamino su política hacia el fortalecimiento del Ejército y la Marina en previsión del inevitable conflicto que, a la larga, tendría que sostener España con Inglaterra por sus intereses coloniales enfrentados, conflicto en el que desconfiaba de poder contar con la ayuda de Francia.

Al principio hubo de dedicar todos sus esfuerzos al sostenimiento de la guerra comenzada por Felipe V contra los británicos y luego la de la península itálica, que continuaría aún al subir al trono Fernando VI. La muerte de Felipe V en 1746 mejoro aún más su situación, pues el nuevo monarca, Fernando VI le confirmo en todos sus cargos y le nombro además secretario de la reina (1747).

Se esforzó por impulsar la economía productiva de la Península y el comercio con América, mejorar el rendimiento del sistema fiscal, fortalecer el control de la metrópoli sobre las Indias y reconstruir la flota.

El veintisiete de mayo de 1748, dirigió al rey una “Memoria”, que era un autentico programa económico, en ella daba mayor libertad al comercio interior, procurando destruir todo espíritu de monopolio con las importaciones de América, y al efecto estableció los buques llamados de Registro, que hacían los viajes con independencia de las flotas de Indias; además consideró los metales preciosos como mercaderías y no restringió su exportación.

Uno de sus proyectos fue el de simplificar la Hacienda y hacer contribuir a los estamentos privilegiados, para esto propone un impuesto único o única contribución, cuya base sería la de que cada cual pagará según sus riquezas.

Para llevar a cabo su reforma hubo de hacer lo que sería su máximo aporte a la monarquía hispánica y a la historia, un nuevo catastro general de la riqueza de las provincias castellanas (el famoso Catastro de Ensenada), obra monumental, que está contenida en 150 volúmenes que se encuentran en el archivo de Simancas y que refleja toda la realidad política económica y social de la época, consiste en una averiguación a gran escala de sus habitantes, propiedades territoriales, edificios, ganados, oficios, rentas, incluyendo los censos; incluso de las características geográficas de cada población; Realizada con una increíble minuciosidad y única a nivel europeo, nos deja uno de los registros más grandes de la sociedad española; pero debido al largo tiempo utilizado en realizar el catastro y a las resistencias de los privilegiados a alterar su situación la Única Contribución no se llegó a implantar en el reino.

Además de sus reformas de carácter económico son notables sus obras públicas y de mecenazgo, tales como la apertura del canal de Castilla, la mejora de las vías de comunicación de la nación, las obras del camino del puerto de Guadarrama y de otros varios.

Favoreció la venida a España de los sabios extranjeros, especialmente en el ramo de ingeniería; mandó construir el castillo de San Fernando de Figueras, que fue un modelo de los de su tiempo; se mejoró el arsenal de La Carraca, se construyó el de El Ferrol y se perfeccionó el de Cartagena.
Envió a los españoles al extranjero para que estudiaran los adelantos y progresos de los demás países, descubrió al igual que habían hecho con él a un joven llamado Jorge Juan y ordenó que del erario público se pusiera en la imprenta el trabajo de este desconocido “Relación del viaje y las observaciones astronómicas” que le dio a conocer en el mundo científico.

Fundó el Colegio de Medicina de Cádiz en el año de 1748, y con el apoyo a Jorge Juan se creó el Observatorio Astronómico en la misma ciudad.

Inició la elaboración de un mapa geográfico de España; aumentó y reorganizó la Real Armada y el Ejército; dedicó especial atención a los asuntos de América; alentó a que se mejorase la obra “Vida de Cervantes” con el objeto de llevar a cabo una edición del “Quijote”, que superase a la que en 1737 se había hecho en Londres; propuso también la creación en Madrid y en otras ciudades, de una Academia de Ciencias y de Buenas Letras.

En definitiva, una acción de fortalecimiento del poder real y de fomento de la riqueza del país, que le sitúan en el ámbito del despotismo ilustrado propio de su época.

Su posición en la corte fue socavada desde 1746 por el secretario de Estado Carvajal, con el cual durante algún tiempo hubo un equilibrio en el gobierno, ya que mientras Ensenada representaba a los intereses de Francia, Carvajal era representante de los intereses ingleses, pero tras la muerte del Secretario de Estado en 1754 y debido a la acción combinada de las protestas inglesas, las malas relaciones con el nuevo secretario de estado Ricardo Wall y el malestar que sus iniciativas fiscales habían causado entre los estamentos privilegiados, Ensenada cayo del gobierno. Fue desterrado a Granada y más tarde al Puerto de Santa María siendo acusado de haber dado instrucciones al virrey de México, para que destruyera los establecimientos británicos que éstos poseían en aquellas tierras, además de haber favorecido a la Compañía Francesa de las Indias, y ya que tal acción podría provocar una guerra, de haber conspirado contra los intereses de España. Con el advenimiento al Trono de Carlos III (1760) fue liberado, pero en 1766 fue acusado de haber participado en el motín de Esquilache y nuevamente confinado, esta vez en Medina del Campo donde fallecería el 2 de diciembre de 1781.

viernes, 18 de noviembre de 2011

El concepto de propiedad en el Antiguo Régimen.


Para comenzar a tratar el tema de la propiedad en el Antiguo Régimen hay que empezar diciendo que la sociedad de aquel momento era estamental y estaba dividida en el estamento privilegiado, compuesto por la nobleza y el clero, y el estamento no privilegiado, compuesto por el resto de la población y denominado tercer estado.

En aquella época el concepto de propiedad estaba mayoritariamente relacionado con el estamento privilegiado, es decir, los que tenían propiedades en esta sociedad eran los nobles y los clérigos además, por supuesto, de la monarquía.

Existían los señoríos que eran propiedad de los denominados señores (o señores feudales) y eran una donación de tierras entregada a nobles y a clérigos por el monarca como recompensa por los servicios prestados y por sus méritos. Los encargados de trabajar estas tierras eran los campesinos.Estos señoríos se conviertieron en el eje que articulaba la vida del antiguo régimen y es lo que se llama régimen señorial.

Dentro de este régimen señorial se distinguen dos tipos de señoríos, son el territorial o solariego y el jurisdiccional, este último era el que más predominaba en época moderna. El señor encargado del territorial en teoría tenía una vinculación más estrecha con la tierra mientras que en cambio el señor encargado del jurisdiccional solo se encargaba de recibir la renta, tiene la propiedad eminente de la tierra mientras que el siervo tiene el dominio útil. Los campesinos estaban siempre sometidos a la superioridad de los señores, esto era lo normal en una sociedad en la cual la desigualdad era un factor totalmente corriente de la época.

Para finalizar debemos comentar que este concepto de propiedad en la sociedad estamental cambia tras la Revolución Francesa de 1789 cuando se declara a la propiedad libre de cargas feudales. En España este régimen fue abolido por la Constitución de 1812.

lunes, 14 de noviembre de 2011

Un imperio global

LOS AUSTRIAS EN ULTRAMAR
-Principio y fin de un Imperio.
La llegada a América de los europeos supuso un punto de inflexión en la historia de este continente, de tal manera que, aún hoy en día, se habla del descubrimiento del Nuevo Mundo.
Pensando en la dinastía de los Austrias y en el inmenso territorio que acumularon, es fácil plantearse cómo consiguieron mantener kilómetros y kilómetros de tierras –entre América y Asia- bajo el poder de una única dinastía. Habían creado un auténtico Imperio Global que no se disolverá hasta 1898, con la pérdida de las últimas colonias.
Esta presencia internacional supuso un punto clave para el desarrollo de la comunicación. La lengua española logró expandirse por cada uno de los nuevos territorios colonizados, lo que fue un auténtico legado cultural que se remonta hasta nuestros días; -el español es ya la segunda lengua del mundo y en este aspecto, hemos mantenido el imperio-.
LOS RITMOS DE LA CONQUISTA
Ya en 1540, casi todos los territorios encontrados estaban colonizados.
Todo sucedió con bastante rapidez a partir de la conquista de las Islas Canarias –entre 1478 y 1496-, ya que era un territorio estratégico desde el que podían acceder con mayor facilidad los barcos que estuvieran dispuestos a navegar hacia el “abismo del mundo”.
-Todo un modelo de gobierno.
Pueblo y corona llegaron a un estrecho acuerdo en el que a los particulares se les reservaba un beneficio económico por mantener el territorio conquistado a cambio de entregar un porcentaje de sus ganancias, –el quinto real-, a los monarcas, además de reconocerles su poder.
-Los primeros conquistadores.
La tripulación al mando de Cristóbal Colón divisó por primera vez tierra firme en la madrugada del 12 de octubre de 1492, a pesar de la poca confianza que había puesto Europa en esta peculiar travesía. Colón había llegado a la isla de La Española, -lo que él pensaba las Indias-. Pero no contento con este primer viaje, realizó cuatro más hasta dar con Cuba, la zona de las Honduras, Nicaragua, las Antillas, Costa Rica y Panamá.
Dado el claro éxito que tuvieron estas primeras expediciones, tiempo les faltó a aventureros como Ponce de León, Núñez de Balboa o Magallanes para ir en busca de nuevos descubrimientos.

-Los hitos coloniales de la casa de Austria: aspectos negativos y positivos.
En tiempos de esta dinastía, se colonizó México y Perú, ambas entre 1519 y 1531. Hernán Cortés y Francisco Pizarro fueron los grandes protagonistas de esta parte de la Historia, aunque no todo fue gloria para estos aventureros. Ambos son conocidos por el fin de las civilizaciones azteca e inca.
Con el propósito de lograr sus objetivos, –colonizar los nuevos territorios-, no dudaron en emplear violencia, engaños y traiciones.
Cortés expolió casi toda la meseta Mexicana tras un primer intento fallido en el que tuvo que huir durante la llamada Noche Triste, dejando a más de medio ejército abandonado y quedando así como una completa humillación a ojos de la corona castellana. Pero no se rindió. Con un claro sentimiento de venganza, regresó para tomar Tenochtitlán y acabar lo que había empezado.
Pizarro, por otra parte, traicionó al inca Atahualpa, tras haberle ayudado en un conflicto interno que mantenía contra su hermano –una especie de guerra civil–, y no contento con todas las riquezas que había obtenido en agradecimiento por su participación, decidió asesinarlo. (Años después, el destino le devolvería la otra cara de la moneda, cuando su socio Diego de Almagro consiguió acabar con su vida).
Está claro que, por lo menos desde el punto de vista de los territorios colonizados, la llegada de los españoles al Nuevo Mundo fue una auténtica masacre. Pero no todo fue negativo en esta colonización:
Hubo protectores de  los nativos americanos como Bartolomé de las Casas o Francisco de Vitoria, quienes denunciaron los malos tratos cometidos por los españoles y establecieron unas “normas básicas de conquista” –unas pautas de humanidad- que con el tiempo se convertirían en el derecho internacional.
Por otro lado, la coexistencia entre ambas culturas y tradiciones, -la europea y la indígena-, generó el llamado Barroco americano.
-El éxito de la conquista.
El principal aliciente que tuvieron los colonizadores fue el carácter de “empresa” con el que se concibió la conquista en América: el conquistador recibía unos beneficios a cambio de ceder la soberanía al rey. Este tipo de “contrato” recibe el nombre de Capitulación.
Acuerdos como estos, fueron los llevados a cabo en las Capitulaciones de Santa Fe, contrato firmado en Granada entre los Reyes Católicos y Colón, al que se le reconocería como Almirante de la mar Océana por sus futuros hallazgos.
La ambición sin medida y la superioridad en armas de los colonizadores explican el rápido éxito de la conquista, a lo que hay que sumar la oportunidad de ascender socialmente, posicionándose en estamentos superiores y además proporcionándoles la oportunidad de expandir el catolicismo allá donde fueran, -el mesianismo de Castilla-.
GOBERNAR UN IMPERIO:  Un mundo más interrelacionado.
Una empresa castellana.
Hay que remarcar que la conquista fue un asunto llevado únicamente por el reino de Castilla; ninguno de los demás territorios peninsulares podía participar en el desarrollo y mantenimiento de este imperio. Para dejar constancia de ello se llevó a cabo el Tratado de Tordesillas, que contaba con el apoyo de la Iglesia al tener la aprobación del papa Alejandro VI –perteneciente a la familia de los Borgia–.
En este tratado, España y Portugal -que luchaban por la conquista de nuevos territorios al debatirse en una carrera colonial-, pactó trazar una línea imaginaria que dividiría el globo en dos partes. Este gigantesco meridiano iría de polo a polo, pasando a trescientas setenta leguas de las islas Cabo Verde. Todos los territorios encontrados al Oeste de dicha división estarían bajo hegemonía Castellana, los del Este, tendrían la protección portuguesa.
Esta carrera en busca de lo desconocido impulsó el avance de las ciencias y en especial de la cartografía. Los mapas se renovaban una y otra vez, según se iban abriendo nuevos horizontes.
Instituciones en América.
En las Indias, se implantaron los mismos organismos ejecutivos que en Castilla, de este modo se conseguía una homogeneidad política. Al igual que en la península, se establecieron las audiencias, la figura de los regidores y corregidores y la alcabala como impuesto fiscal, aunque la institución más importante fue el virreinato:
En cada territorio se nombraba a un virrey –normalmente procedente de bien posicionadas familias españolas-, que debía ocuparse de mantener el orden e informar de los altercados a la capital. Actuaban de igual modo que el monarca, con total impunidad, dentro de los límites que les imponía la corona ya que, para evitar abusos de poder, se les hacía “visitas y residencias”. Fueron dos los virreinatos en América: el de Nueva España y el de Perú.
Instituciones en España.
Sin embargo, también era necesario llevar un seguimiento desde la península. De este modo se inauguró el Consejo de Indias para llevar al día todos los asuntos de política exterior. Por otro lado y con sede en Sevilla, se instauró la Casa de Contratación, institución que llevaba todo el control de las importaciones y exportaciones que se producían en el reino,-de hecho en el Archivo de Indias se recoge un riguroso seguimiento de toda la documentación que generaba la corona castellana-. Entre los miembros más destacados de esta última entidad se encontraba Américo Vespucio, quien dio nombre al continente americano, a pesar de la leyenda negra que estaba detrás de la figura de este reconocido navegante.
Además de estas instituciones, el triunfo de la empresa americana se debió a las estrechas relaciones interpersonales mediante el contacto epistolar y los frecuentes viajes a América.
AMÉRICA BIEN VALE UN POTOSÍ.
-Balanza económica, ¿positiva o negativa?.
El ámbito más destacable de esta época fue el económico. El comercio era considerado monopolio castellano, y es que las arcas del Estado se llenaron de oro y plata, no solo de las múltiples excavaciones que expoliaron las minas americanas –como la de Potosí-, sino por todo el capital que generó la compra-venta de nuevos productos que los europeos no habían visto jamás, pero que acabarían siendo fundamentales incluso para el consumo actual. El tabaco, la patata, el maíz o el café cruzaban el charco en pocas semanas y enriquecían Castilla.
No obstante toda esta acumulación de capital propició una revolución de los precios y una constante inflación -había más dinero que productos-. La balanza comercial era negativa ya que Castilla importaba más de lo que producía, hasta tal punto que el real de a ocho, –moneda del momento–, se llegó a conocer incluso en la lejana China.
 -Un imperio global.
En definitiva, desde la dinastía de Austria se comenzó a hablar de un imperio global ya que toda esta colonización propició las relaciones internacionales -por lo menos desde un punto de vista económico-.
Hablando con una terminología actual, es el principio de lo que, con los siglos, llegará a ser la globalización.







(Resumen del capítulo 7 de Breve Historia de los Austrias, David Alonso García)

domingo, 30 de octubre de 2011

El papel de los corregidores y los regidores en la Historia de España.

En la Historia española, hubo dos cargos importantes: los corregidores y los regidores.

Un corregidor era un funcionario del rey instituido en Castilla por Enrique III alrededor de 1393. Su misión era representar a la Monarquía Española. En sus funciones, destacaba representar a la monarquía a nivel local, gestionar la administración y la economía de los municipios, presidir ayuntamientos o ser juez en primera o segunda instancia.
Al principio, los corregidores eran nombrados a petición de los propios pueblos para mediar en algún conficto interno. Según fue pasando el tiempo, a finales del Siglo XV, en muchas poblaciones hispánicas el cargo de corregidor se convirtió en oficio permanente nombrado periódicamente por el Rey.
El cargo de corregidor era el cargo administrativo que unía el nuevo poder absoluto de las monarquías con el poder local de las ciudades. El Rey le nombraba como corregidor en las ciudades más importantes con la finalidad de presidir el ayuntamiento y era el máximo cargo en las funciones gubernativas de la ciudad.
Algunos corregidores de la época fueron Carlos Enríquez de Cisneros, Enrique Pérez de Sotomayor y Diego López de Haro.
Alrededor de 1833, el cargo de corregidor empezó a ser menos importante porque se instauraron los gobernadores políticos y se remodeló el sistema judicial. Con la llegada de los Borbones en España, la figura del corregidor pasó a un segundo plano, dejando todos los poderes al intendente.

El regidor era un oficial distinguido de la sociedad cuya misión era llevar el gobierno político y económico en las ciudades.
El origen y establecimiento de los regidores se atribuye poco después de la aparición de los corregidores.
Formaban parte de las familias oligárquicas y dominaban parte de la fiscalidad y el abastecimiento de la ciudad. La fiscalidad era un tema político en el que el rey no participaba y la responsabilidad recaía en los ayuntamientos gobernados por los regidores.
La cuestión de la organización de la familia es central en la vida de los regidores, tenían una política matrimonial marcada con un fin económico.
La actividad de los regidores se dividía en dos tipos de organizaciones: los Consistorios y las Comisiones. En los Consistorios se dedicaban a la organización interna del Concejo y la administración de las propiedades. Era una institución formada por el corregidor o su teniente, los regidores y el procurador legal. En las Comisiones se cumplía la administración con oficiales elegidos. Las decisiones importantes siempre eran tomadas por los regidores.

Marta Ortiz.

martes, 25 de octubre de 2011

Los regalos del rey.

Lunes 17 de octubre de 2011:
Esa fue una de las primeras mañanas frías de otoño. Era tarde, así que no tuve tiempo de coger el reproductor de música que llevaba amenizando mis viajes desde hacía unos días si quería subirme al tren que salía desde Móstoles a las ocho y media. Desanimada, pensé que me quedaba por delante una larga y ajetreada jornada, pero entonces recordé que en mi mochila de 2 kilos 400 gramos, quedaba un libro a medio leer…

El ruido inundaba la estación y las conversaciones fluían entre los andenes. Un par de mujeres, de unos treinta años de edad, discutían acerca de la importancia de una lista de boda de un amigo en común. Para mi gusto era demasiado temprano para hablar de un tema de este tipo y menos con tantísima insistencia. A esas horas de la mañana, uno debía estar en el vagón en silencio, como se había hecho toda la vida, para no molestar a los pobres madrugadores cotizantes, así que apagué las orejas e introduje mi mano en la pesada bolsa.

Capítulo IV: Sombras externas, dudas internas.

“También se iniciaron negociaciones para un posible matrimonio entre la infanta María y el heredero a la Corona inglesa, si bien este enlace nunca se consumó.” (Alonso García, 2009: 127-130).
Me encontré con el libro abierto, leyendo una y otra vez estas últimas palabras que había encontrado en uno de los capítulos que perfilaban las tiranteces entre la monarquía hispánica e Inglaterra. Tras varios enfrentamientos, Felipe III, planteándose la situación de otra manera, decidió que la mejor forma de solucionar el conflicto entre ambos bandos era mediante el pacto. Los españoles dejarían de apoyar la sublevación de los católicos irlandeses, mientras que los ingleses no sufragarían las rebeliones en las Provincias Unidas. Así pues, se firmó en 1604 la Paz de Londres, pero no contentos con la estabilidad que este acuerdo suponía, tanto los Austrias -ya con Felipe IV -, como los ingleses -con Jacobo I – quisieron emparentar ambas casas reales con el enlace entre Carlos Estuardo –príncipe de Gales –, y María Ana –hija de Felipe III -. Sin embargo, no fue solo este dato lo que me llamó la atención y me mantuvo pensativa hasta llegar a la estación de Laguna, sino el hecho de que me remontase a una lectura –El Capitán Alatriste –que hice ya hace varios años y que, curiosamente, trataba el mismo tema…

Capítulo V: Los dos ingleses.

“Dice el caballero […] que mañana toda la Europa sabrá que el hijo y heredero del rey Jacobo de Inglaterra está en Madrid con la única escolta y compañía de su amigo el marqués de Buckingham…Y que, aunque por razones de Estado resulte imposible publicar lo ocurrido esta noche, él, Carlos, príncipe de Gales, futuro rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda, no olvidará nunca que un hombre llamado Diego Alatriste pudo asesinarlo, y no quiso.” (Pérez-Reverte, 2005: 116-117)
Cuando llegué de vuelta a casa, corrí hacia mi estantería y retomé el envejecido tomo que narraba las aventuras y desventuras de Diego Alatriste, antiguo soldado de los tercios de Flandes que había estado a punto de ensartar con su espada al duque de Buckingham y al mismísimo heredero a la corona inglesa –un asesinato por encargo-, cuando ambos se dirigían a Madrid para afianzar el enlace entre este último y su amada María. De nuevo podía ver cómo se entremezclaban sus personajes literarios con todo el entorno histórico, social y cultural del siglo XVII, una contextualización real. Pero, entonces, si era cierto que se intentó consolidar el matrimonio entre los dos jóvenes, ¿también lo fue su estancia en la península? Y lo que es más, ¿llegaron verdaderamente a sufrir un asalto en el intento? Todas estas dudas me resonaban como voces inquisidoras en la cabeza, pero por esa noche, decidí cerrar el libro e irme a dormir…



Martes 18 de octubre de 2011
Tenía el portátil sobre las rodillas, abrí una pestaña de Google y, sin saber todavía cómo iba a acabar esta historia, empecé a teclear torpemente sobre el diminuto teclado: Carlos de Inglaterra en España , siglo XVII. Apenas diez minutos más tarde tenía la respuesta: “Todo se complicó cuando, tras un largo viaje de incógnito, se presentaron en Madrid el Príncipe de Gales y el duque de Buckingham el día 17 de marzo de 1623.” (Martín Sanz, 1998)
Ni rastro de una encrucijada que pudiera haberles costado la vida. Se trataba de una invención de Pérez-Reverte: los dos nobles extranjeros habían pisado tierras castellanas, si bien, cruzaron la frontera pasando inadvertidos. El intenso amor de Carlos hacia su –en teoría –futura esposa, le hizo trasladarse miles de kilómetros hasta el Alcázar madrileño, a pesar de no haber visto antes a la joven infanta. Sin embargo, añorando el irritante resplandor de la pantalla, y con la mosca detrás de la oreja, continué con mi pequeña investigación.

Amor, honor y poder: Reflejos y miradas de lo inglés en el Teatro del Siglo de Oro.

“La presencia de Carlos Estuardo en Madrid tuvo influencia cultural en varios campos, especialmente en la pintura, la lexicografía y, por supuesto, en la literatura. En este marco, se representó el 29 de junio de 1623 Amor, honor y poder de Calderón de la Barca.” (Vila Carneiro, 2011: 103)
Y es que la llegada del joven heredero no fue moco de pavo. Una parte de la población española ansiaba la unión de coronas y festejó por todo lo alto la aparición del príncipe de Gales en territorio castellano. De este modo, se representó la ya mencionada obra de Calderón, cuya trama era muy similar a los hechos vividos por el delfín inglés, dicen algunos, para acercar al heredero el teatro del Siglo de Oro con una temática que le resultase más conocida. Bien se encargaron de representar una obra en la que un monarca inglés –Eduardo III de Inglaterra- vive un intenso deseo amoroso por la hija del conde de Salveric, “y ha de casarse con ella para ver cumplidos sus propósitos amorosos” (Vila Carneiro, 2011: 104) Casi podía imaginarme al joven enamorado haciendo esfuerzos por seguir la trama de la obra debido a su rudimentario español, pero aún así, prendado del escenario en el que, entre sueños, se imaginaba con su bellísima María, viviendo por fin su tan ansiado romance.

Pero Calderón no fue el único que se sintió seducido por la visita de Carlos.
Su intensa historia de amor queda recogida en dos epigramas neolatinos anónimos a los que hace alusión, en un estudio, Gregorio Rodríguez Herrera (1999: 146-147).
Y también inspiró los siguientes versos de Lope de Vega (1999: 145), que incluso llegarán, mediante correspondencia, a oídos de ilustres familias inglesas, por toda la emoción que reflejaban sus palabras.

“Carlos Estuardo soy
Que siendo Amor mi guia
Al cielo d’España voy
Por ver mi Estrella Maria.”

Estaba más que claro que el enlace entre las dos casas reales no era solo un mero hecho de conveniencia política; Carlos estaba perdidamente enamorado de María Ana de Austria, pero esta relación imposible tendría que esperar unas cuantas horas más, porque la batería del ordenador decidió dejarme tirada en el momento menos indicado…


Miércoles 19 de octubre de 2011.
Solo se veían papeles sobre mi escritorio; papeles, papeles y más papeles. La impresora echaba humo y los libros estaban deformados por el constante uso…

Regalos a un príncipe inglés.

Pero, ¿estaban todos en la península a favor de esta alianza anglo-hispana?

Por lo menos para Pérez-Reverte, o quizás sería más correcto decir, para el Capitán Alatriste, no era así. Carlos Estuardo era un hereje a ojos de Emilio Bocanegra, presidente del Tribunal de la Inquisición: “-Matarlos sin cuartel –respondió. […] Pero no os importa quiénes sean. Basta con que pertenezcan a un país de herejes y a una raza pérfida, funesta para España y la religión católica. Al ejecutar en ellos la justicia de Dios, rendiréis un servicio valioso al Todopoderoso y a la Corona.”(2005:52)

Sin embargo al joven Carlos le llovieron ofrendas y obsequios. ¿Cómo podía ser que un príncipe tan agasajado tuviera enemigos? “En Valladolid había importantes colecciones privadas. En el palacio Ribera había pinturas de Veronés y esculturas de Giambologna decorando los jardines, la de Sansón y el filisteo fue regalada en 1623 al príncipe de Gales, cuando acudió a Valladolid acompañado por el duque de Buckingham para concertar su matrimonio con la infanta María.” (Del Río, Isabel. 2011)

He de admitir que la escultura me chocó. Me esperaba algo mucho más sutil, viniendo de manos de Felipe IV. Pero Carlos se encontró frente a frente con esta figura de Sansón en posición amenazante cortándole la cabeza a uno de los – como dice la leyenda –mil filisteos. ¿Os imagináis al joven heredero cargando con ese peso muerto? Desde luego, eso no parecía un regalo de boda, aunque quizás fuese una especie de metáfora, aludiendo al propio príncipe como “un Sansón” que tendría que afrontar los peligros que se le venían encima por este matrimonio que parecía no consolidarse nunca. Sea como fuere, Carlos, en ese momento, no era consciente de que esta colosal escultura parecía querer profetizar su futuro degollamiento, convirtiéndose, esta vez él, en el filisteo, y muriendo años después a manos de un peculiar Sansón – Cromwell-. ¡Qué lejos estaban los sentimientos de este joven Carlos de lo que luego le depararía la vida!

¿Entonces, estaba ya entre los enemigos del príncipe el mismísimo Felipe IV, dándole largas y regalándole esta estatua tan poco “amorosa”?

No obstante, éste no fue el único presente que recibió el noble inglés por parte del monarca. El conocido “Rey Planeta” obsequió también a Carlos, nada más y nada menos, que con un cuadro de Tiziano. “Esta visita […] sirvió para que el príncipe de Gales aumentara su ya numerosa colección con varios cuadros comprados en España. Además de uno regalado por Felipe IV, Carlos V con un perro, pintado por Tiziano”. (Hernández Montejo, 2002)

¡Yo ya no entendía nada! ¿Quién iba aquí contra quién? Entonces, ¿Felipe IV estaba a favor de Carlos? El monarca no se aclaraba. Primero le regala una estatua que, más que para una boda, parecía un regalo funerario, y después le ofrece un Tiziano. Estaba confusa. Lo que había empezado siendo un simple divertimento, estaba convirtiéndose en un quebradero de cabeza, y yo ya estaba dispuesta a tirar la toalla. Finalmente, apagué la luz y me sumí en mis sueños…

Jueves 20 de octubre de 2011.
De nuevo tenía que coger el tren para llegar a la facultad y tras todo el trabajo realizado, ya no sabía cómo iba a concluirlo. Tomé de nuevo el libro con el que empezó todo y me subí en mi ya habitual vagón para volver a abrir la página 130 de “La breve Historia de los Austrias”.

Una visión inesperada.

El 9 de septiembre de 1623, Carlos se marcha de la península desilusionado, con una estatua bajo un brazo y un lienzo bajo el otro, pero sin ningún rastro del tesoro por el que había venido a este lejano territorio –su amada María-. Las dos dinastías no habían logrado unirse –Inglaterra seguiría haciéndole la puñeta a España en Flandes -, pero no era capaz de concluir si este fracaso había sido impulsado, de algún modo, por la casa de los Austrias, y en concreto, por la poderosa mano del monarca castellano. De un golpe, cerré el libro y lo apreté con fuerza, con más dudas que aquella, ya lejana, primera mañana otoñal en la que comenzó este desafío…

En ese preciso momento, nada más ponerse en marcha el tren, se me paró el corazón. Parpadeé varias veces por si mis recién levantados ojos me estaban jugando una mala pasada. Pero estaba muy despierta. ¡La imagen de Carlos V junto a un dócil can, esperando ser admirados, estaba en la mismísima portada del libro que tenía en mis manos! Al igual que Carlos de Inglaterra, yo estaba contemplando, a la altura de la estación de Lucero y como un regalo caído del cielo, el famoso cuadro de Tiziano.

Entonces comprendí que, verdaderamente, Felipe IV le había tendido su mano al heredero inglés durante las negociaciones del matrimonio de su hermana. Le había regalado, probablemente, el cuadro que más admiraba: Carlos V, el fundador de la casa de Austria, y con él, un mensaje de fidelidad y amistad simbolizado en el perro que acompañaba al emperador. Como aquellas primeras dos mujeres de esta historia, el monarca castellano sabía que un buen regalo de nupcias era la mejor manera de expresar su conformidad en un matrimonio tan controvertido.

Una historia dentro de una historia se había resuelto en un abrir y cerrar de un libro.


Véase bibliografía.


martes, 18 de octubre de 2011

Revuelta catalana de 1640, un importante hecho en la Historia. (1640-1652)


En el primer tercio del siglo XVII, llega un momento en el que la Corona de Castilla no puede hacerse cargo de toda la carga que el Imperio suponía. Esto viene dado por la crisis económica, política y social que el reino había de soportar. Bajo el reinado de Felipe IV, su valido, el Conde-Duque de Olivares, firma el “Gran Memorial”, un documento en el que aparecían reflejados distintos problemas que padecían los reinos , así como soluciones a dichos contratiempos. Algunos citados en el documento son, por ejemplo, la protección del comercio, la reducción del número de funcionarios, la abolición de los impuestos, algunas medidas para aumentar la población (debido a la crisis demográfica que azotaba el Imperio), y una última cuestión que más tarde provocaría la oposición de los catalanes, y la consiguiente revuelta: la Unión de Armas, o lo que es lo mismo, la unión de todos los reinos en el esfuerzo bélico.

Cataluña contribuía en gastos de defensa, pero se negaba a sufragar las guerras de la Corona, ya que se encontraban fuera de su territorio. Las Cortes, formadas por la nobleza, alto clero y la burguesía, fueron reunidas en Cataluña, pero la hostilidad era evidente. Por otro lado, cabe destacar también la cuestión de los Virreyes, como el Marqués de Almazón o el Duque de Alcalá que, colocados en dicho puesto para controlar el bandolerismo, fueron tomados por los catalanes como una conspiración castellana contra el gobierno autónomo. A pesar de todo esto y de la obvia discrepancia respecto a la Unión de Armas por parte de Cataluña, se decidió seguir adelante.

Castilla entra en guerra con Francia, y Olivares escoge deliberadamente a Cataluña como frente contra los franceses, con la finalidad de que participasen en la contienda. Cataluña es elegida para acoger a las tropas, pero se oponen a ello y estalla la Revolución en 1640.

Cabe destacar el día del Corpus Christi, en el que grupos de campesinos atacaron Barcelona y asesinaron al virrey. Ante esto, ni las propias autoridades catalanas se veían capaces de hacer frente a la revuelta. Por lo tanto, lo que comenzó siendo una lucha contra Castilla, derivó en un conflicto entre campesinos pobres y la nobleza y adinerados de las ciudades.

Cataluña pide ayuda al principal enemigo del Rey: Luis XIII, mediante el Pacto de Ceret. Los catalanes, a diferencia de lo ocurrido con Castilla, sufragan al ejército francés, y el 16 de Enero de 1641, Cataluña se nombra República Independiente bajo la protección de Francia, y se somete, de manera voluntaria, al gobierno del Monarca Francés, que es nombrado Conde de Barcelona.

Más tarde, la crisis económica,unida a un nuevo brote de peste y a la opresión francesa, peor que la castellana, provocó el agotamiento de los catalanes. Fueron atacados de nuevo por Felipe IV, que aprovechó el descontento popular para recuperar el reino catalán, y en 1652, es nombrado soberano.

Como conclusión y para finalizar, aun encontrándose bajo el poder de Castilla y más tarde de los franceses, se podría decir que la Revolución de los Catalanes de 1640, es el inicio de los nacionalismos tal y como hoy en día los conocemos, a pesar de que en un principio, Cataluña no buscaba como finalidad la independencia respecto a Castilla, sino la pervivencia de sus derechos, así como de su cultura, que tanto han venido defendiendo a lo largo de la Historia.

domingo, 16 de octubre de 2011

La leyenda negra de Felipe II


Al abdicar el emperador Carlos V y convertirse Felipe II en rey de los dominios españoles heredaría no solo gran parte de las posesiones de su padre, sino también sus conflictos que junto con la mala fama que obtendrá posteriormente lo acompañaran por el resto de su vida e incluso esta última perdurará hasta hoy en día.
La leyenda negra es la propaganda antiespañola que se extiende a partir del siglo XVI y especialmente durante el reinado de Felipe II, aunque se pueden hallar precedentes en épocas anteriores en países como Italia, Alemania y Francia; cabe hacer notar que esta mala propaganda no solo se limita al rey sino también a todos los españoles a los que se caracteriza como bárbaros y enajenados religiosos mientras que al monarca se le hacen diversas acusaciones tanto personales, como relacionadas a su política y forma de gobierno.
Holandeses, ingleses y franceses serán los principales autores de estas acusaciones aunque no hay que restar importancia a algunos autores españoles, esta mala propaganda se utilizará como campaña política antiespañola y se originará debido a las hostiles relaciones que mantenía la corona española con diversos países y las numerosas guerras internacionales. La superioridad territorial y la intransigencia religiosa la convertía en un enemigo potencial para todos los países cuya religión no fuera la católica.
Además encontramos los propios intereses políticos de cada país para llevar a cabo esta campaña antiespañola, ya fueran las revueltas en los países bajos que buscaban su independización, las intenciones de Inglaterra con los territorios en el nuevo mundo y las enemistades de carácter religioso con la reina Isabel I, o las guerras territoriales y sucesoriales con el rey Enrique II de Francia, todos tenían razones para desprestigiar a Felipe II, España se encontraba inmersa en una situación de enemistad política con numerosos países.
La Monarquía Hispánica, en su intento por mantener el ortograma imperial católico en Europa, tuvo que enfrentarse abiertamente al ámbito protestante, Países Bajos e Inglaterra, que es de donde le lloverán las críticas más feroces.
A Felipe II se le acusó de los sufrimientos de la población indígena de América, de los malos gobiernos de sus ministros, y de la ejecución de los acusados de rebeldía y la muerte de los nobles ejecutados bajo el régimen del duque de Alba en los Países Bajos. También una de las instituciones más criticadas será la inquisición, y la expulsión de los moriscos; a Felipe se le acusará de ser un rey sanguinario, extremista y de ser un esclavo de los propósitos de la iglesia. España será alternativamente condenada por ser mezcla de hebreos y moriscos y por su intolerancia hacia los mismos.
Gran parte de la propaganda antiespañola extranjera toma como fuentes las críticas realizadas por los propios autores españoles como Fray Bartolomé de las Casas que protesta en su «Brevísima relación de la destrucción de las Indias» (1552) contra la crueldad de los españoles en las matanzas de indios en el nuevo mundo .
Antonio Pérez que siendo secretario del rey participa en una serie de intrigas palaciegas y que finalmente cae en desgracia y después de ser apresado logra huir del reino y en su exilio escribe y publica una serie de libelos contra Felipe II bajo el título de «Relaciones» (1594) que contienen diversas acusaciones contra el rey como la de mantener relaciones adulteras con la princesa de Éboli y ordenar la muerte de su primogénito don Carlos.
Las acusaciones de Reginaldo González Montano, protestante español se centrarían en la Inquisición española, en su obra «Exposición de algunas mañas de la Santa Inquisición española» (1567) narra un terrorífico relato en torno a las torturas y tormentos empleados por dicha institución.
Las críticas de los autores españoles serán tomadas y utilizadas por extranjeros, un ejemplo de esto en Holanda es Guillermo de Orange el líder de la sublevación de los Países Bajos que no solo utilizará las críticas de los autores españoles sino que añadirá por su parte acusaciones de bigamia, incesto, adulterio e incluso acusó a Felipe II de ordenar la muerte de su propia esposa Isabel de Valois; su obra «Apología» (1580) se convirtió en uno de los panfletos de propaganda antiespañola más difundidos.
Si bien muchos de las críticas hechas al gobierno de Felipe II se basan en hechos reales como las revueltas en los Países Bajos, el saqueo de Amberes o la expulsión de los moriscos, podríamos decir también que estas suelen ser exageradas y que antes de juzgar estas acciones habría que analizarlas en su propio periodo historico y según los valores morales de la época; Una valorización desde el punto de vista moral y ético actual sería por tanto errónea.
Con respecto a las acusaciones personales a las que se le somete ,como el asesinato de su hijo o las acusaciones de incesto y adulterio no existen pruebas históricas verídicas que comprueben la autenticidad de estas teorías, esto en parte debido al propio Felipe II , que se negó a que se publicaran biografías suyas en vida y ordenó la destrucción de su correspondencia, y a que los testimonios que se conservan son claramente subjetivos siendo un ejemplo de ello los de Antonio Pérez, por lo cual solo se pueden hacer conjeturas con respecto a este tema.
Por último cabe destacar que no solo existió una leyenda negra en contra de la monarquía española, hubo además una denominada ”leyenda rosa” que surgió a partir de diversos autores pro-españoles de países como Inglaterra e Italia, que defienden los valores hispánicos y la política y forma de gobierno de Felipe II, exaltando la religión, literatura, nobleza y riqueza de la lengua y cultura española.