“Todo comienzo tiene su encanto”. Esta cita del célebre Goethe ha sido la frase que ha estado rondando mi cabeza todos estos días. Sin embargo, empezaba a discrepar sobre las palabras del conocido escritor, ya que me estaba costando un triunfo dar con el tema que pondría inicio a este blog. Pensé y pensé en cómo encontrar el topic que abriese esta bitácora de la mejor manera posible, porque, al fin y al cabo, y como bien dice su título, tendría que ser OTRA HISTORIA, un blog diferente que comprendiese todos los ámbitos: históricos, socioculturales y actuales, con un aire nuevo, fresco, y cómo no, encantador.
Así pues, de tanto andar buscando la mejor manera de dar comienzo a esta aventura, me encontré, yendo en el autobús de Príncipe Pío, con la solución en la mano.
Al principio no caí en que aquella mujer de 72 años que se me había acercado sigilosamente para preguntarme a qué hora salían los autobuses –mera excusa para, acto seguido, comenzar a desarrollarme su autobiografía– iba a ser quien me volviese a traer a la memoria la ya olvidada intrahistoria de la que tanto había hablado Unamuno.
De esta manera, me hallé cara a cara con nada más y nada menos que con la mujer que había estado llevando la publicidad de un conocidísimo club deportivo de fútbol –El Real Madrid– durante más de treinta años. Comenzó contándome su visión crítica del pueblo en el que había estado viviendo cuando era joven. Cómo recordaba ella, agriamente, a sus estiradas vecinas a las que solo les importaba la apariencia y que se quejaban de la “poca homogeneidad” que había en la zona por haber dejado entrar a gente como ella.
“Pero no perdimos el empuje -me decía con una voz cada vez más apagada por la edad –. Teníamos que sacar a flote nuestra pequeña empresa o lo poco que habíamos invertido nos iba a acabar ahogando como el nudo de una mal anudada corbata”
Y de corbatas iba el asunto. Pero, un segundo antes de que la mujer reanudara lo que se había convertido para mí en un medio para hacer más ameno mi viaje de vuelta, me di cuenta de que, andando por las calles de Madrid y cruzándose con miles de personas a diario, ella era la única dueña de su humilde pero grandiosa memoria. Mirándola, tan empequeñecida por la edad, comprendí que nadie diría que ella formase parte de la Historia de España…
Tras cientos de anécdotas, me dijo muy seria: “Atenta a lo que te voy a decir ahora, porque éste fue el gran logro de mi vida.” En ese momento, dejé de tomármelo como una prueba divina que Dios me había encomendado para medir los límites de mi paciencia; dejé de oír las risitas apagadas que se escuchaban en los asientos traseros del autobús por haber sido “la pardilla” a la que se le había “encasquetado” aquella encorvada ancianita. En ese momento comprendí que tenía entre mis manos un tesoro. Toda la trayectoria de una vida que no estaba escrita en los libros de texto y que nadie se había parado a escuchar, pero que, sin embargo, formaba una pequeña parte, como un fuerte pilar, de la Historia de la Economía española de la segunda mitad del siglo XX.
“Miles de corbatas habíamos pedido, hija. Miles que teníamos que entregar al día siguiente para poder llevar el negocio de aquella reunión deportiva que tanto nos había costado conseguir. Lo teníamos todo previsto.”
Pero no todo estaba pensado. Cuando abrió las cajas con el pedido se dio cuenta de que los colores de las corbatas que tendrían que vestir los altos cargos del Real Madrid, estaban cambiados. Tenían que ser azules, pero el pedido había sido enviado con el negativo y todas las corbatas llegaron de color negro.
“Una buena empresa no puede seguir adelante en las condiciones en las que me vi inmersa, así que decidí zanjar el negocio y enviarlas como un simple obsequio en forma de disculpa. Adiós a mis sueños” Pero lo que no sabía, aquella entonces joven mujer, era que el mismo día 2 de junio de 1978, Don Santiago Bernabéu de Yeste había fallecido, y que todas las personas que trabajaban a su cargo tendrían aquella fatídica mañana, una buena corbata negra para acreditar el luto oficial.
“Al instante me ofrecieron llevar toda la publicidad del Club porque, lo que para mí había estado a punto de convertirse en una tragedia personal y empresarial, para esos directores ejecutivos había sido la perfecta definición de cómo está descrito en los libros de economía el buen empresario . ¡Tenían lo que necesitaban!”
Todavía faltaba mucho por contar, pero entonces me pregunté yo, si aquella mujer, junto con muchas otras personas, no formaba parte del saber popular, del hilo que en realidad levanta nuestra Historia tal y como la conocemos y nos enseñan desde pequeños. Y es que no todo sale en los libros de texto y, desde luego, no todo se puede reducir a los pocos nombres de personajes ilustres que a juicio de muchos levantaron nuestro país, porque, de hecho, historias pequeñas, incluso menos sorprendentes que la que os acabo de contar, son las que en realidad están detrás de todos aquellos grandes momentos que nosotros recopilamos como Historia.
Todas y cada una de nuestras vidas, forman, a mi juicio y –salvando las distancias– al de Unamuno, una poderosa e indispensable estructura que sostiene sobre sus espaldas y con gran esfuerzo, el peso de la Historia política y social de España… y de América.
Una reflexión muy interesante. A todos nos ha cogido la abuela o el abuelo por banda y nos ha contado historias interminables. Estoy totalmente de acuerdo en lo que dices de que no toda la historia la podemos reducir a la que sale en los libros, porque se nos escaparía lo más fundamental, es decir, las vivencias de los que vivieron acontecimientos pasados con una gran cercania y como parte de su vida diaria. Al igual que algún día nosotros relataremos a otros la época en la que nos toca vivir, y nos convertiremos en esos abueletes historiadores, ahora les toca a ellos explicarnos la historia desde su propia historia personal, por ello estoy totalmente de acuerdo en que son un tesoro y no un estorbo.
ResponderEliminarGracias por el comentario. Lo cierto es que sin todas esas vivencias, los hechos históricos no tendrían soporte para haberse dado tal y como se dieron, y por eso hay que mantener viva la memoria de los ciudadanos.
ResponderEliminarLa Historia es fundamentalmente vida; y vida vivida no sólo por los "héroes", sino también por los olvidados.
A eso, Alicia, si le aplicas un método de análisis le otorgas el carácter de ciencia. Entonces nace entre la bruma eso que denominamos Historia.
ResponderEliminarEnhorabuena por tu interesante entrada y por la vivencia. Efectivamente, nuestros mayores son fuente de sabiduría.
Muchas gracias por sus palabras, profesor.
ResponderEliminarEspero poder aprender este curso los métodos que me ayudarán a comprender mejor la Historia.
Un saludo muy cordial.