domingo, 4 de diciembre de 2011

El papel del ejército en el siglo XVIII.

En el siglo XVIII se produce el cambio de dinastía en España, de los Austrias a los Borbones. Esto trae consigo una nueva concepción de la infantería y del ejército, que se orienta a la organización francesa y se adapta a la evolución que van sufriendo las armas de fuego, por lo que se hace necesario reestructurar las tácticas de combate y la organización de las tropas. Para analizar el papel del ejército durante este siglo, habría que detenerse en la actuación respecto a este tema de los distintos monarcas que reinan en este período. Terminada la Guerra de Sucesión, Felipe V quita un buen número de regimientos de infantería y caballería, pero es bajo el reinado de Fernando VI cuando se desmantelará el ejército de tierra. La reforma que lleva a cabo el Marqués de la Ensenada, dio lugar a la disminución de 130.000 hombres que había en tiempos de Felipe V, a 60.000. Sin embargo, con Carlos III, vuelve a aumentar, ya que hubo de enfrentarse con varios conflictos bélicos, hasta situarse en 115.000 efectivos. Con Carlos IV, por el contrario, se volverá a los números de principios de siglo.

El ejército ha mantenido un papel decisivo en la sociedad: la presencia de las instituciones militares en el orden público y en la organización jurídica y policial, es más que evidente. Para diferenciar el papel del ejército en España del resto de monarquías europeas, hay que destacar que aquí, la monarquía tuvo un carácter mucho más militarizado. En las Audencias Borbónicas, la máxima autoridad de Estado era, sin duda, militar. Los capitanes influían decisivamente en tareas gubernativas y legislativas. Esta militarización de la vida jurídica, se acentúa entre 1789 y 1808. Las fuerzas armadas, eran por tanto, un instrumento al servicio de los intereses personales o dinásticos de la monarquía. En la monarquía absoluta, los altos cargos militares solían estar destinados a la nobleza, a cambio de mostrar fidelidad al Rey, que realizaría concesiones a cambio de lealtad.
Por ello, el ejército jugaba, en el siglo XVIII, un papel fundamental y cuanto menos influyente en la sociedad; como ejemplo de ello, tenemos un artículo presente en las Ordenanzas de 1768, que decía lo siguiente: "El que atacare a cualquier soldado que estuviese en centinela, aunque no fuera con armas, sino tan solo con golpe de piedra, palo, o mano, si fuere paisano será juzgado por el Consejo de Guerra(...) ".




Queda así demostrado el importante papel de la infantería y del ejército en general durante este siglo, y es que constituían una importante institución, con capacidad para influir en muchos aspectos de la vida y de la sociedad de la época.

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